Me encuentro en estos instantes en una cafetería, me he pedido un café y he encendido un cigarrillo pensando que un día tal como hoy será de los últimos que pueda hacer este simple hecho. Dentro de dos días, el gobierno me manda a mí y tantos otros a la puta calle, a ver si cogemos frío y no matamos a nadie. Ya tiene lo que lleva tantos años buscando, sólo le falta llevarnos a la ruina, de verdad, pero para eso también estamos bastante cerca.
Y con este plantel, desánimo y desasosiego, llego a despedirme de ustedes hasta el 2011. Espero de todo corazón que el próximo año podamos decir que nos hemos quedado como estamos y que nos traiga alguna cosa buena. No sólo dolores de cabeza y preocupaciones. Que hayamos podidos luchar contra la oscuridad y que hayamos salido victoriosos.
Feliz 2011 desde este reluciente, empedredado y a veces cuesta arriba camino de baldosas amarillas.