El pasado miércoles llamé a un amigo al que tenía perdida la pista desde hace unos meses a ver qué tal le iba a la vida. Le acababan de ascender hace poco desde su puesto de cajero de sucursal bancaria a director de oficina para cubrir una baja. En su día él se lo tomó como un ascenso en estos tiempos tan duros y una oportunidad para aprender cosas nuevas. Y un dinero extra que nunca viene mal. Sin embargo, sólo mostraba desánimo y pesimismo: que estaba harto de mandar a gente a litigio, gestionar embargos, y cancelar tarjetas de crédito. Que no es plato de buen gusto ser el portador de semejantes noticias y saber que muchas familias lo van a pasar mal de manera indirecta por ti.
Al rato de esta conversación al ver las noticias me entero del trágico suceso de Olot, donde como por todos es sabido un hombre se cargó a cuatro personas incluidos trabajadores de un banco o el caso de la ocurrido en Cambrils en el que se asesinó a una trabajadora de 25 años, y no pude evitar recordar la situación de mi amigo.
Como esta crisis anunciada y negada se está llevando por delante a más actores de los que previamente tenían un papel en el reparto. Y como una vez más, nuestros políticos siguen fallando tomando medidas erróneas o simplemente no haciendo nada. Todavía no he oido hablar de una reforma del código penal en la que se endurezcan las penas por ciertos delitos, ni que a nadie le preocupe que en este país se atraque un domilicio cada minuto.
Como siempre, existen prioridades y prioridades, y los problemas de los ciudadanos no se encuentran entre los que mandan.
Edición 24/12/2010: pues justo escribo esto y veo que sí se ha hecho una reforma del código penal. Eso sí, la mar de efectiva: "Los delincuentes reincidentes de pequeños robos cumplirán condena los fines de semana y días festivos."
Edición 24/12/2010: pues justo escribo esto y veo que sí se ha hecho una reforma del código penal. Eso sí, la mar de efectiva: "Los delincuentes reincidentes de pequeños robos cumplirán condena los fines de semana y días festivos."