No sé si alguno de ustedes han pisado alguna vez una granja de cerdos o de aves y si es así, les ha entrado ganas de comerse un bocadillo de jamón al instante siguiente. Les puedo decir que por mi experiencia me abstuve un tiempo de ingerir cualquier producto carnívoro y no precisamente por los olores de las instalaciones si no por otras totalmente distintas, pero ése es un tema distinto y bastante desagradable para tratar ahora mismo.
Pero lo que sí les puedo decir, es que todos estos hipócritas, casposos, liberticidas y totalitarios que han votado hoy en contra de la tauromaquía en Cataluña tienen en común una serie de aspectos:
- Comen carne procedente de instalaciones donde la dignidad del animal es un bien a desear.
- Si el partido les hubiese dicho que hay que votar C en vez de B, les hubiese sudado las narices lo que opinaban ellos de los toros.
- Y por último, si los toros fuese una tradición puramente catalana estarían defendiéndola con uñas y dientes y gritando por todas partes su identidad. Al igual que les importa un comino que criaturas se suban a metros de altura para hacer los castells. Si un día se escuernan dirán que es costumbre y cultura.
Así que, como estoy que echo chispas y hoy ha llegado el día que estoy hasta las narices de esta gentuza llamada clase política, aprovecho para despedirme e irme de vacaciones hasta septiembre. A ver si playa y sol hacen que me olvide de la chusma que tenemos en nuestros sillones del poder. Espero que cuando vuelva de vacaciones no nos hayan prohibido respirar.

Paciencia y al toro.
PD1: no me gustan los toros, jamás iría a una corrida.
PD1: no me gustan los toros, jamás iría a una corrida.